lunes, 26 de abril de 2010

EL PERFORMANCE O EL ARTE DE VIVIR EL KARMA INSTANTANEO




EL PERFORMANCE O EL ARTE DE VIVIR EL KARMA INSTANTANEO
El performance es el hijo del Happening, acto inédito e irrepetible mismo que cuestiono al mundo de manera frontal e informal casi siempre hasta cierto punto, que supone ser el más radical, el cuestionamiento siempre cae en las tres instituciones más importantes de un país, que son la Iglesia, el estado y la familia. Mismas instituciones atacadas y cuestionadas con anterioridad por artistas, poetas, pintores, filósofos, lideres y caudillos; Por ejemplo Nieztche en “Así hablaba Zaratustra” y de una más romántica y contundente Víctor Hugo en: “Nuestra Señora de Notre Dame” en dónde aparece Cuasimodo, personaje deforme de manera terrible que dan a entender que ni siquiera su madre lo quiso, y quién se hace responsable de él siendo una criatura es un sacerdote que llegaría a ser el obispo de la iglesia de la ciudad y que termina apasionado y lleno de lujuria por Esmeralda, misma que es acusada de matar a un oficial del ejercito que pretendía abusar de ella. Con esto cabalmente Víctor Hugo involucra a las tres instituciones que el performance tiene en mira.
El Performance es un acto que tiene tanto humor, imaginación como ironía pero aquí he de señalar el aspecto del dolor que tiene el performance en su realización. El performance al incluir el dolor en su presentación se acerca a una genealogía del artista y el mundo, la resistencia del artista y la incomprensión del mundo, hacía su óptica, su crítica y la expresión de su arte sea cual sea la disciplina que realice, una de las características del Peformance es la sustitución de la tragedia heredada por los insuperables Griegos, por la auto flagelación heredada por el perverso y ocioso Sade. En ella el dolor del artista en su representación busca de manera inmediata e impactante transmitir al espectador un mensaje de cambio, mismo que por medio del dolor representado carece de moral, pero gracias a ello acrecenté una comunicación directa, definitivamente cruel y directa, con el espectador.
Ya hable de Grecia y en está genealogía debemos contar con Diógenes y los poetas cínicos, los románticos hasta los dadaístas, en América Gringa a la generación Beat, Yoko Ono, Nexus, John Cage y Allan Kaprow; sin embargo creo que también podemos mencionar performances inconscientes e involuntarios, que nos dan un ejemplo del performance constituido por el dolor como una expresión del lenguaje del arte ante un mundo que oferta la incomprensión como státus de rechazo, marginación y lo que conlleva.
El autorretrato de Vincent Van Gogh realizado en 1888, es definitivamente una de las expresiones que más se acercan al arte del Performance, es una evidencia de auto flagelación y vulnerabilidad altamente peligrosa y romántica, en donde por medio del arte de la pintura Van Gogh nos deja ver el dolor y la incomprensión como una cosmogónica visión del mundo y de la soledad, amiga fiel de la locura, extremo indivisible de la genialidad del artista “Per se”, esto quiere decir que por sí mismo.
Pero el artista performancista en la irracionalidad de su acto inmediato y del peligro, parece estar destinado a lo imposible, al acto inédito e irrepetible de la crucifixión y de la Pasión de Cristo, éste acto altamente extremo y terrible, está lleno de contradicciones puesto a pesar de ser una realización completa, seria a todas luces incompleta por que carecería del elemento religioso, con el cuál el artista performancista no comulga, y mucho menos pretendería comulgar. El artista performancista puede no ser un enemigo natural de la religión pero nunca va a perder su carácter irreverente y provocador ante las instituciones conservadoras.
Es decir el performance debe ser el acto de realización y de recreación de la resistencia y que conlleve de manera impactante a la comunicación morbosa, pero inquietante y escandalosa de su representación, para buscar y replantear al mundo sin cortapisas su inevitable estatus acomodaticio, ante otro mundo que por ideal pretende ser fraternal, cuando el mundo real no deja de ser del todo definitivamente cruel y vil. Y el performance en base a su ánimo e ilusión pretende allegarnos a la realidad con el impacto y el dolor del acto del performance, acto de fuego artificial y de karma instantánea en su inmediatez, crudeza y realización directa, misma que no permite la reflexión ni la contemplación ante el asombro.
En México los artistas perfomancistas que tienen performances y que incluyen en ellos al dolor son Rocío Boliver mejor conocida como: La congelada de Uva, La Niña Yhared 1810, Emma Laura Villanueva, Lorena Woffler y Antonio Sánchez (éste realizador de las producciones que suceden entre sueños, muchas realizadas en el Tianguis del Chopo), entre muchos otros. Lamentable sus buenos esfuerzos no han logrado el gran impacto buscado.

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