viernes, 9 de abril de 2010

LA MUJER DE MIS SUEÑOS CUENTO DE JOEL GUSTAVO RODRÍGUEZ TORAL


Ya llevo muchas noches en que sueño a esta mujer que aparece apartada del mundo, hermosa, distante, delgada y elegante en si, resignada a su destino bello ornamento en que se conjuga la ilusión, en el duermevela de los ojos que la miran detenida en completa soledad como en éste páramo solitario, viviendo en una situación peligrosa, lastimada por el olvido, o por la falta de cariño, no se quizá, cuando la miro y estoy acercándome, ella espera que yo lo logre, que precisamente éste cerca, como que le inspira mi presencia alivio, o quizá esperanza, aún no lo sé es un sueño muy extraño, hay muchas cosas que recuerdo en el mismo, recuerdo que ella y yo ya nos conocemos, que la he llevado a bailar, que la he llevado al parque, que le he hecho el amor, que nos hemos divertido haciendo cosas juntos, cosas cómo compartir el pan en la mesa, comprar víveres en el supermercado, correr juntos debajo de la lluvia, perseguirla para besarla cómo lo he hecho, para amarla, que la he tenido en mi cama con caricias infinitas, con sensible necesidad de perder en sus formas, de fundir en su cuerpo con mi alma las verdaderas voces de mi ser, que le soportado enfados, caprichos y berrinches, que me ha esperado hasta tarde en días imposibles de trabajo, que me sabe mis gustos, que me esculca mis cosas, que me cela con constancia, a veces hasta el hartazgo, sin embargo todo lo supera mi amor por ella, incluso que hemos asistido a funerales familiares para consolarnos de nuestras perdidas y que de hecho estamos casados, que es todo esto ahora que la recuerdo, pero toda esa vida juntos en dónde ha quedado, por qué sueño con ella, y duermo con otra que es dulce y compresiva cómo una compañera de enfermedad, todos estas memorias que en mis sueños se agolpan me llevan al extremo de mi inconsciencia, quedo muy alterado con muchas preguntas y con un gran nudo para contestarlas, -¿como se puede preguntar toda esta inquietud en un sueño?-, -¿y cómo puedo obtener respuestas?-, es que no entiendo por que aparece en mi sueño y siempre esta sola, por que mira todo y sobretodo me mira a mi, de hecho aparece en mis descanso llamándome con su sola presencia, pero yo me despierto siempre cuando ya estoy cerca de ella y de frente, en el momento que le pregunto -¿que es lo que le sucede?- y justo ahí, en ese instante de ensoñación noto que ella no puede hablar, no puede contestarme por que ella ni siquiera tiene boca, al darme cuenta de su falta de boca es cuando realmente me despierto de manera abrupta, alterado de mis sentidos y con el corazón golpeando mis sienes con una gran opresión, lo que más me estremece al despertarme, es encontrarme en mi propia cama con mi mujer, que me observa con detenimiento como adivinando que he soñado con otra, y me deja muy perturbado el hecho de que ella me pregunte todavía y muy directo, si hay algo que le quiera contar de lo que yo he soñado, con esa voz que no niega su genero femenino y musical, rodeado de un silencio entero y abrasador, te la puedes imaginar esa voz de desvelo con una poderosa fuerza de conciencia diciendo: -¡Cariño!-¿hay algo de tu sueño que me quieras contar?-, eso si que me hace sentirme mal y más si te puedes imaginar todo esto sucediendo en la entera oscuridad. Lo que recuerdo de esta mujer es que me inspira ternura, es alguien que podría parecer distante, con cierto donaire de mando y de sensualidad, ese alguien que puede entrar en una habitación y no pasar desapercibida, con una figura torneada y exquisita, con una breve cintura que logra la admiración y la armonía entre sus muslos, con sus senos en un suave vaivén muy propio, corpóreo y femenino, yo no salgo de mi asombro por que en realidad la conozco, por que la he besado en una total desmesura, por que la he amado hasta con preocupación, exactamente cómo ahora en este momento en que reflexiono, me doy cuenta que yo he tenido que ver con está mujer y que no se quién es, me miro en el espejo para ver si me ayuda encontrar algún indicio en mi rostro de ella, -¡si lo sé que manera más idiota de buscar a una mujer que se aparece tan solo en mis sueños!-, tendré que ir con algún doctor para ver si estoy loco; en eso estoy divagando cuando mi mujer Citlalli me llama:-¡Salvador!- salgo del baño en donde estaba frente al espejo, con desconcierto la encuentro en la sala, con una mujer que me atrevería a decir que es de piel de piedra y floreste, poseedora de una gran sabiduría, que me inspira adoración al instante, en realidad es algo diminuta y como sin chiste, pero la siento familiar y sin duda poderosa, Citlalli me dice que ella es Xicomecalt y que ella me va ayudar con todo lo que sueño y que me perturba, yo me quedo frente a ella sin saber que hacer, o quizá más incrédulo que antes, por que Citlalli mi mujer con la que comparto mi cama, es una especie de espía de sueños ajenos, hasta me siento violado en los secretos más íntimos de mis sueños que son míos y nada más, sobretodo ya que yo soy una persona muy discreta y no ando por ahí como el vecino del 15B, que le platica a todos con quién ha andado y con quién no, no -¡carajo!- yo soy una persona que no anda en mitotes, soy decente, me ve molesto Citlalli y me dice que no lo tome a mal, que de todos modos tengo que saber que pasa y que tenga confianza en ella, y en Xicomecalt. Acepto a oír a Xicomecalt y Citlalli me cuenta que Xicomecalt es la dueña de la noche, yo no entiendo con esto que me quiere decir, Citlalli lo sabe y me da algunos datos de ella para que yo sepa con quién trato, que esta Xicomecalt era una joven doncella de las tierras zapotecas del Istmo, siempre iba a un riachuelo a bañarse cuando un Dios tuvo con ella deseos malsanos, hasta que un día se convirtió en un simple mortal, un hombre inmundo con cuerpo de ocre y gusanos, que la persiguió hasta poseerla y matarla para saciar la mala tentación, que lo llevo hasta el peor pecado de animal en celo y crimen, los Dioses de la Tierra lo cazaron quitándole el corazón y arrojándolo a un volcán que lo engullera en lava y ceniza y con ello pusiera fin a su maldad. Huehuetéotl el Dios viejo le prometió un premio por su sacrificio a Xicomecalt, tomaron su alma de Mictlán y la nombraron la dueña de la noche, para velar el sueño de los humanos cómo de los Dioses, cuando esto me ha contado Citlalli miro de otra manera a Xicomecalt, pero tampoco sé que tiene que ver con está mujer atrapada en las visiones de mi descanso. Xicomecalt me sonríe y toma mis manos, mirándome fijamente: -¡Salvador!- tu mujer te ha hecho la vida imposible y los Dioses de la tierra lo sabían, así que me dijeron que tuvieras visiones maravillosas a la hora de dormir, para compensar un poco la asfixia a la que tu mujer te sometía, tu mujer lo descubrió al sentir que en tu cama había algo que desconocía y que le molestaba, pensó mal pensó que tenías una amante, y se puso a buscar entre tus cosas, tu cartera, tu portafolio, tus ropas y tus cajones, no encontró nada, sólo que en su vigía nocturna dando vueltas y vueltas alrededor de la cama, miro a tu cara, sintió toda tu felicidad al soñar, provocando con esto que tu mujer quisiera saber que te hacía tan feliz, yo me presente con ella en la decimoquinta noche en vela para consolarla, para decirle que no tuviera miedo de las maravillas que tenias a la hora de dormir, ella quería verlas y los Dioses lo permitieron para que supiera que con su actuar no te hacía feliz, sentía que todo lo que tenías aun sin ser tangible le pertenecía sólo a ella, su egoísmo fue más y adentro de tus sueños ella te arrebato la felicidad que sentías, allí tu jugabas con Citlalli que te llevaba a los lugares paradisíacos en que estabas en estas visiones; en éste momento yo pienso en Citlalli y la observo con una mente nublada de lucidez y de recuerdos, no recuerdo a Citlalli fuera de mis horas de descanso, no la recuerdo en mi vida real de asfalto y estrés, ella no habita mis recuerdos, tengo memorias de la que esta adentro de mis sueños en páramo de mi mar de la inconsciencia. Respiro profundo Xicomecalt se ha dado cuenta de que hago memoria, de que hurgó en mi mente, me sonríe con gran simpatía y me toma de las manos, por eso estoy aquí por que la mujer con la que sueñas es tu verdadera esposa, la mujer que para ti es tu pareja, tu ahora de manera inconsciente la estás recordando, la extrañas y la querrás a tu lado, pero tienes que saber lo que ella hizo que provoco, que los Dioses la castigaran quitándola de tu lado y quitándole la boca, así cómo tu la has visto en tus visiones de ensoñación, para que ella pudiera entrar a ver las maravillas de tus sueños, ella prometió ser una mejor esposa para ti, por eso los Dioses la metieron de lleno cuando tu dormías, pero al hacerlo ella te hizo miserable las visiones de los Dioses en tus sueños, con eso quedaste devastado, ella no cambio ni un ápice para mejorar como tu compañera, hizo todo difícil e imposible para ti, no le importo el castigo, por eso los Dioses la castigaron quitándole la boca por que ella prometió por la boca hacerte feliz, los Dioses la guardaron en tus sueños, en tu mar de revelación perdida como una efigie, te dieron a Citlalli cómo compañera, por que ella es tu hermana gemela, la mujer que más se aproxima a todo lo que idealizas en una mujer, es una quimera que los Dioses crearon para ti, pero tu mujer no es una quimera, sólo los Dioses la habían castigado hasta que tu la recordaras y pudieras sacar de ese lugar que creaste, tu en tu misma inconsciencia, pero para hacerlo debes saber que no será muy fácil ya que necesitas ser sincero y llamarla por su nombre con todo tu corazón, esto se te permite por que los Dioses creen en ti y en tu amor que es genuino, por que eso necesitan ellos de la humanidad. Pero debes saber que si no lo haces así los Dioses te pueden castigar, y la puedes perder para siempre. Tomo de las manos a Citlalli, le confieso que nunca había tenido a una quimera cómo amante y que si se pudiera tener a ambas con ella me quedaba, pero que ella en definitiva es la mujer de mis sueños, siento estremecerme cada vez más, mis recuerdos se agolpan cómo carrera de caballos salvajes en el alma que los Dioses me dan, recuerdos de aliento, recuerdos de quimeras, de sueños interminables y de realidades solidarias, por mucho ella es mi compañera, con el corazón hinchando, sin ser dueño del momento y muchos menos de mis sentidos la nombro cómo sólo mis propios sentimientos lo podrían lograr, en medio de una gran explosión cómo de volcán y de quedar sin conocimiento, voy de mis sueños a mis realidades, entre humo de copal, canto deidad perdido en una ofrenda, en que alguien toma en sus manos un corazón y lo levanta hacia el cielo, y lo sopla cómo signo de bendición después toma de un platillo carne cocida de conejo lunar con gusanos de maguey, jumiles, hongos, elotes y chile verde, acompañado de un gran trago de mescal, éste Dios que son todos los Dioses que me sonríen y me dan una gran palmada en la espalda, para regresarme al sueño en que se corta mi vida de mis alucinaciones vivénciales con mi lugar Aztlán, reino de amor; abro los ojos y Frida esta a mi lado, ambos desnudos del naufragio del no tiempo, tirados en el suelo de la sala, hermosa y ya de nuevo con su boca, la mujer de mis sueños está en mi casa, con todo esto y sobretodo con los Dioses de la tierra que no se pueden equivocar.

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